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Biarritz en Retina Latina y entrevista a Antoine Sebire, delegado general del festival

27

Sep
2021

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El 27 de septiembre inicia la edición número 30 del Festival Biarritz Amérique Latine, un evento que desde Francia cumple con una labor alrededor del fortalecimiento del cine latinoamericano y otras artes de la región como la literatura o la música.

Desde Retina Latina, en alianza con la Embajada de Francia en Colombia y su Oficina de Cooperación para los Países Andinos, nos sumamos a esta celebración con una muestra de siete obras que han pasado por el festival y que dan cuenta de las experiencias estéticas y narrativas que desde América Latina han impactado el territorio francés, sumado a la influencia que estas obras de distintas épocas han tenido para lograr entablar un diálogo cultural que atraviesan las regiones.  

Colombia estará representado por Un tigre de papel (2008) que hizo parte del Foco Colombia en Biarritz en 2017 y que se ha convertido en un clásico del cine de la región gracias a la figura de su director Luis Ospina y la forma original en la que reflexiona sobre el panorama político mundial del Siglo XX. Además, se ofrecerá la premiere online del documental Suspensión (2019), un relato hipnótico del director Simón Uribe sobre una de las carreteras más peligrosas del mundo, que hizo parte de la competencia oficial en el 2020. Finalmente estarán los cortometrajes Chakero (2020), que se presentó en colaboración con Cinélatino, Rencontres de Toulouse, dirigido Alejandro Ángel y Kalashnikov (2013), este último como un guiño al estreno de La Roya de Juan Sebastián Mesa.

Desde Ecuador se ofertará el documental Abuelos (2010), ganadora del premio “Abrazo du Meilleur Film Documentaire” en la 20º edición del Festival de Biarritz. En esta obra la directora Carla Valencia Dávila hace un recorrido por su historia familiar, para buscar conectarse con las figuras distantes de sus abuelos.

Perú estará presente con El silencio del río (2020), otro de los increíbles relatos oníricos de la directora Francesca Canepa que se adentra en las fantasías culturales alrededor del Amazonas.

Bolivia cierra esta muestra gracias a la Escuela de Cine y TV de San Antonio de los Baños con el cortometraje La chirola (2008), una grata reflexión sobre la libertad del director Diego Moncada.


ENTREVISTA A ANTOINE SEBIRE

Antoine Sebire

Finalmente, preparamos una entrevista especial con Antoine Sebire, delegado general del Festival Biarritz Amérique Latine quien nos dio un panorama histórico y general sobre el trabajo de llevar la cultura latinoamericana a Francia.

Retina Latina (RL): A 30 años de iniciar con la programación y la promoción del cine latinoamericano en Francia ¿Cómo evalúa el trabajo y el rol del Festival en esta labor en el país hasta hoy?

Antoine Sebire (AS): Cuando empezó el festival hace 30 años, había poca diversidad: la producción latinoamericana estaba concentrada en algunos países. Los organizadores del festival entonces juzgaron que la producción latinoamericana no tenía la profundidad suficiente como para tener una programación de alto nivel, y decidieron programar también otras disciplinas: literatura, música, pintura… También se presentaban documentales hechos en Francia sobre América Latina. Cambió totalmente el panorama, guardamos la esencia pluridisciplinaria del festival, pero hoy día la producción es a la vez profusa, diversa y de muy buen nivel, ampliamente suficiente para organizar no solo uno sino varios festivales simultáneos con programaciones distintas y de calidad. Por otra parte, si bien Francia es uno de los países donde más películas latinoamericanas se estrenan (entre 10 y 30 dependiendo del año, por lo menos antes de la crisis), el número sigue siendo muy débil en comparación con el volumen de la producción.  Así que los festivales tienen un papel importante en mostrar la diversidad de la creación; son los únicos lugares en los que la inmensa mayoría de las películas se van a ver. Creo que el papel de Biarritz, como de otros, ha sido ir abriendo poco a poco espacios para que se vean más estas películas, sensibilizar al público, probar a la industria que si existe un interés de los espectadores para estos cines, acercar a los profesionales franceses y latinoamericanos.

Existe una fascinación en Francia por América Latina, fascinación que se apoya en parte en estereotipos, en algún modo de exotismo. Nuestro reto es justamente cuestionar estas representaciones y no mostrar al público lo que espera necesariamente, sino tratar de ser más fieles a las realidades de lo que se está haciendo. Y justamente, creo que es uno de los éxitos del festival, que sea visto como un festival de cines latinoamericanos, no de cine sobre Latinoamérica, es decir imponer la idea de que las películas latinoamericanas son obras cinematográficas antes de todo, y que se deben recibir como tales, con el mismo respeto que peliculas francesas o norteamericanas. 

RL: Biarritz tiene la particularidad de integrar otras artes al festival como literatura o música ¿de qué manera conviven, dialogan y se cruzan estas formas de expresión artística y cultural con el cine?

AS: En el principio del festival se integraron otras artes porque se consideró, por ejemplo, que había más profundidad en la literatura por ejemplo que en el cine. Se consolidó la vocación pluridisciplinar del festival, que sigue estando abierto a otras formas de expresión, como el street-art por ejemplo. Permite dar al público un vistazo un poco más amplio de la realidad de la creación en América Latina. También, y es importante, este carácter pluridisciplinar favorece el encuentro entre cineastas, músicos, escritores, artistas plásticos…

RL: Entre los componentes formativos del festival ustedes tienen una estrategia de trabajo enfocada en público escolar ¿Qué puede contarnos de la experiencia de acercar la cinematografía de América Latina a estas audiencias escolares francesas, así como a docentes y mediadores?

AS: Es una parte fundamental de lo que hacemos, y que se ha vuelto aún más crucial en un momento de crisis cuando parte del público, y sobre todo el público joven, se aleja de las salas de cine, o más generalmente de las prácticas culturales colectivas, para encerrarse en un consumo individual estandarizado. Cada año, unos 5000 estudiantes ven las películas del festival, con sus profesores, y con la mediación de nuestro equipo. Nunca tampoco hemos querido hacer un festival “separado” para el público joven, ven las películas en las mismas salas y al mismo momento que el público general, nos parece importante esta mezcla entre los públicos. Muchos de estos jóvenes nunca han visto una película latinoamericana antes de asistir al festival, es importante que se puedan dar cuenta, a través de una película, que lo particular es universal, que la cultura les conecta con el mundo.

RL: Este año, gracias a la alianza con la Embajada de Francia y su estrategia de cooperación para los países Andinos, presentamos en Retina Latina una muestra especial con obras destacadas que han pasado por su festival, como Un tigre de papel (2008), El silencio del río (2020), Abuelos (2010)…  entre otras. Además tendremos en primicia online para América Latina y el Caribe Suspensión (2019), que estuvo en la Competencia Oficial de Documentales del año 2020. ¿Qué piensa del regreso de estas películas a las pantallas latinoamericanas luego de haber estado en distintas ediciones del festival y de que una audiencia mayor las pueda disfrutar de manera online?

AS: Es muy importante. La vida de una película no se resume su exhibición en festivales o en cines, y plataformas como Retina latina permiten que sigan siendo accesibles. Estas son películas que están para quedar y es importante que plataformas que hacen un trabajo editorial señalen a los espectadores películas que valen la pena ser vistas, en el océano de propuestas que se encuentran en internet. También es una iniciativa que favorece la circulación de las obras, todavía insuficiente. 

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