Cine, estrategia de impacto y cambio social
Oct
2024
Érika González explora cómo el cine documental puede ser una herramienta política poderosa para el cambio social, utilizando su experiencia con "La Ilusión de la Abundancia" como caso de estudio.
09 de octubre de 2024
Sesión 6: Érika González (Colombia)
“Compartir la película en éstos escenarios, le permite a los decididores de las leyes observar de primera mano hasta dónde las corporaciones son capaces de llegar y qué tan necesaria es una ley que regule esta situación.”
Érika González es una periodista, cineasta y activista feminista colombiana, reconocida internacionalmente. Su ópera prima, «La Ilusión de la Abundancia» (2022) codirigida con Mathieu Lietaert, ha participado en 130 festivales y ha sido proyectada en importantes foros políticos como el Parlamento Europeo y la ONU. El documental, que destaca el papel de las mujeres en la defensa del territorio frente a proyectos extractivistas, ha generado una exitosa campaña de distribución y apropiación apoyada por numerosas organizaciones. Erika ha impartido clases magistrales sobre cine de impacto, ha participado como jurado en festivales internacionales y tiene una amplia experiencia en derechos humanos y relaciones entre la Unión Europea y América Latina.
En esta última sesión de las Lecciones de Cine Latinoamericano 2024, Érika González expone cómo el cine documental funciona como una herramienta política para influir y transformar realidades. La lección aborda cómo crear éstas campañas de impacto, estableciendo objetivos claros y construyendo alianzas estratégicas desde las primeras etapas del proyecto. También analiza cómo trabajar con ONGs, agentes de ventas y otras entidades para expandir el alcance de las películas más allá de la distribución clásica, llevando las historias a lugares no convencionales y generando transformaciones en la realidad. A partir del caso del documental «La Ilusión de la Abundancia», observaremos de manera específica la campaña que vienen desarrollando tanto en Europa como en América Latina.
Érika emigró a Bélgica hace más de 20 años, en donde ha trabajado como periodista y corresponsal para algunos medios de América Latina desde la Unión Europea. En este contexto, logra integrarse como migrante a una sociedad que, como ella misma nos menciona, atrae por su estabilidad política y económica. Sin embargo, a través de su trabajo periodístico entra en contacto con otros sectores de la sociedad y con organizaciones que cuestionan las prácticas económicas y corporativas que tienen los países europeos en diversos territorios del mundo. Éstas relaciones están basadas principalmente en acuerdos comerciales desequilibradas que, en el caso de América Latina, perjudican profundamente a muchas de sus poblaciones.
Al coordinar una red de ONGs en principio llamada Grupo Sur y ahora conocida como la red de incidencia EU-LAT, Érika tiene oportunidad de hacer seguimiento a dichas relaciones comerciales y logra conocer los testimonios de personas y comunidades que viven en conflicto debido a la presencia de ciertas corporaciones en sus territorios. Ahí donde hay proyectos extractivistas, existen también ataques, persecuciones, criminalización y, por supuesto, asesinatos. Al encontrar que éstas gravísimas problemáticas no son casos aislados, sino el producto de prácticas corporativas normalizadas, Érika Gónzález y Mathieu Lietaert deciden hacer una película que evidencia este conflicto y expresa la urgencia de detener semejantes dinámicas de explotación.
También, bajo la influencia conceptual de autores como Eduardo Galeano en su libro “Las venas abiertas de América Latina” (1971), Érika y Matthieu se proponen cuestionar qué es el desarrollo, a quiénes beneficia, y a partir de allí indagar cuáles son las corporaciones que están imponiendo sus proyectos y cómo operan. Desde esa perspectiva, para realizar la película, se hace fundamental encontrar historias y personajes que representan profundamente las luchas que se viven en diferentes territorios de Latinoamérica y que articulan la narración en “La Ilusión de la Abundancia”.
“Bertha, Carolina y Máxima viven en tres países diferentes de América Latina pero comparten un objetivo común: están liderando la lucha actual contra los conquistadores modernos. Éstas defensoras ambientales se enfrentan a algunas de las empresas extractivistas más grandes del mundo.
LA ILUSIÓN DE LA ABUNDANCIA no es solo un documental sobre quienes pagan el alto precio del “desarrollo”, es sobre todo una historia sobre la globalización de la resistencia ambiental de todos los pueblos del Sur Global.”
Para empezar a hablar sobre la campaña de impacto de este documental, Érika nos recuerda los caminos tradicionales para difundir y apropiar el cine. En esa ruta, el paso fundamental es contar con una empresa distribuidora que se haga cargo de establecer vínculos con plataformas, festivales de cine, canales de TV, muestras audiovisuales, etc. En el caso de “La Ilusión de la Abundancia”, la empresa First Hand Films desarrolla la distribución, consiguiendo ventas a cadenas como Arte, France.TV, Al Jazeera, Deutsche Welle, entre otras. Además, gestiona su presencia en otros espacios, por lo que el documental ha logrado ser seleccionado en 130 festivales de cine y audiovisual, siendo reconocido con 32 premios hasta la fecha. Actualmente, la película participa también en variedad de muestras audiovisuales en el mundo.
Sin embargo, la campaña que nos viene a exponer Érika trasciende el alcance de una estrategia tradicional, pues justamente tiene como intención descentralizar el impacto. Como primera reflexión, observamos que una estrategia alternativa de distribución debe tener una motivación muy clara. En el caso de ésta película, los esfuerzos están dirigidos a reducir, y en últimas detener, los crímenes contra las comunidades y el medio ambiente. Con ese punto de partida, resulta fundamental establecer alianzas con entidades y organizaciones enfocadas en las mismas causas. Dichas alianzas tienen influencia en la realización de la película sin llegar a sesgar la temática o la propuesta creativa, es decir, su función es apoyar la creación y distribución cinematográfica.
Las organizaciones que participan de este proceso se articulan a través de dos objetivos, uno en Europa y otro en América Latina. En el caso europeo, el objetivo es señalar y frenar la criminalidad de las corporaciones. Es por esto que Érika y su equipo detectan la importancia de acercarse a la creación de ciertas leyes que se están debatiendo en ese continente. A través de la legislatura, los estados podrían obligar a sus empresas a respetar los derechos humanos y ambientales en otros territorios; resulta irónico que en los países del Norte Global ese tipo de leyes sí existan y sean efectivas, pero defendiendo únicamente sus propias naciones. Por esta razón, en 2022 Érika se da a la tarea de identificar en el Parlamento Europeo a las personas y organizaciones interesadas en debatir específicamente la llamada ley de debida diligencia en materia de derechos humanos.
En ese contexto, identifica a un comité al que logra contactar y a través del cual logra realizar una proyección de la película en el Parlamento Europeo con presencia de una de las protagonistas, quien es la defensora ambiental brasileña Carolina de Mora Campos. Así mismo, con ésta estrategia Érika y su equipo se acercan a organizaciones que desde la ONU impulsan un tratado desde hace casi 11 años, que obligaría a las empresas a no cometer crímenes, ni humanos ni medioambientales, cuando salen de sus territorios. También, con la presencia de Carolina, visitan el Parlamento de Austria, y se reúnen adicionalmente con fondos de pensión y bancos en Holanda y Luxemburgo, los cuales invierten en proyectos de “desarrollo” que terminan apoyando las actividades corporativas que deben ser reguladas.
Compartir la película en éstos escenarios, le permite a los decididores de las leyes observar de primera mano hasta dónde las corporaciones son capaces de llegar y qué tan necesaria es una ley que regule esta situación. El pasado abril de 2024 se sancionó la ley de debida diligencia en materia de derechos humanos y, aunque es una ley imperfecta, representa un primer gran paso que debe ser monitoreado.
El segundo objetivo de la campaña de impacto se desarrolla en América Latina, en donde existe la mayor cantidad de asesinatos de personas defensoras de los derechos humanos y del medio ambiente. Además, es el territorio con mayor desplazamiento forzado causado por el extractivismo de las corporaciones. El objetivo es en este caso buscar medidas que protegen la vida de las comunidades en sus territorios. En ese panorama, la campaña del documental se interesó por el desarrollo de las negociaciones del Acuerdo de Escazú, el cual es el primer acuerdo regional de América Latina enfocado en el medio ambiente e interesado en poner a las comunidades que resisten en el centro de las políticas y de la toma de decisiones. Es por esto que la película se hizo presente en el “Segundo Foro Anual sobre Defensoras y Defensores de los Derechos Humanos en Asuntos Ambientales de América Latina y el Caribe” de 2023 en Panamá, en el marco de este Acuerdo. En ese caso estuvieron con dos de sus protagonistas, Máxima Acuña Atalaya y Carolina de Moura Campos.
Por otra parte, decidieron también desplegar esta campaña de impacto en los países de donde provienen las protagonistas, es decir Honduras, Brasil y Perú. Además, han visitado algunos países donde existe un alto índice de asesinatos de personas defensoras de los derechos humanos, como lo son Colombia y México. En el caso de Colombia, estuvieron en el Congreso para, a través de la película y de los casos documentados en ella, mostrar por qué una ley que protege los derechos humanos y ambientales es necesaria y urgente.
En complemento de la estrategia, han realizado proyecciones en variedad de instituciones como universidades, han figurado en algunos medios de comunicación y han difundido su presencia a través de las redes sociales. Además, uno de los mayores impactos se ha producido haciendo presentaciones comunitarias, allí en esos territorios donde están los proyectos extractivistas. Esto le da sentido a otro de los objetivos: empoderar y acompañar a las personas y a los movimientos sociales. La idea es crear detonantes para la transformación a través de las proyecciones, las charlas y los debates, para que más tarde la película quede en circulación de manera gratuita.
De la mano de Cajar, que es el Colectivo de Abogados “José Alvear Restrepo” en Colombia, estuvieron en Cañaverales, en la Guajira, donde acompañaron a la comunidad a propósito del proyecto extractivista de carbón que va a desarrollarse, similar al proyecto del Cerrejón, que es tristemente conocido en la región. Colectivos como Cajar tienen la capacidad de contactar con organizaciones y movimientos territoriales donde la película justamente sirve para mostrar que no se trata de casos aislados, sino que existen otras comunidades resistiendo en otros países. Esta conciencia es fundamental pues la gente en los territorios está sumamente aislada. Incluso, una mirada más amplia permite entender que no es una problemática exclusiva de América Latina, sino también de otros países de Asia y África.
En el cronograma de esta campaña de impacto se acerca su participación en la COP16, que es el espacio de discusión y negociación más importante del Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB) de las Naciones Unidas. Éste se celebrará en Cali, Colombia, en el 2024 y allí Érika tiene el propósito de compartir el documental en compañía de las protagonistas.
Para concluir, Érika resalta cómo este tipo de estrategias van más allá de las proyecciones, intentando acompañar a las protagonistas y a sus comunidades en el proceso de lograr cambios políticos que están trazados desde el inicio del proyecto. En ese camino es fundamental crear alianzas con personas, organizaciones, entidades, instituciones, etc., con las cuales compartir objetivos, logrando un apoyo mutuo. Todo esto, sin duda, debe tener una planeación presupuestal y temporal muy juiciosa, que se crea de la mano de las alianzas.
Es igualmente importante identificar las audiencias a las que se podría llegar más allá de esos canales tradicionales de la distribución, comprendiendo que la película es una herramienta de diálogo tanto en escenarios definitorios como los Congresos de los países, como en encuentros comunitarios dentro de los territorios.
Éstas Lecciones de Cine Latinoamericano concluyen con un fuerte precedente sobre el alcance de la creación audiovisual cuando se articula a los debates sociales vigentes. La presencia en ese recorrido de las protagonistas de “La Ilusión de la Abundancia” da cuenta justamente del impacto del cine en la realidad, permitiéndonos ver que, si bien una sola película no “cambia el mundo”, las grandes transformaciones sí son posibles a través de alianzas y esfuerzos en conjunto.
Érika González explora cómo el cine documental puede ser una herramienta política poderosa para el cambio social, utilizando su experiencia con «La Ilusión de la Abundancia» como caso de estudio.