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La Cinemateca Nacional Ulises Estrella: entidad que custodia el patrimonio fílmico ecuatoriano

4

Oct
2018

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Diego Coral López, director de la Cinemateca Nacional Ulises Estrella de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, nos habla sobre la labor que desarrollan para la conservación, preservación y difusión del patrimonio audiovisual y cinematográfico ecuatoriano. Retina Latina: ¿En qué fecha se da inicio a la producción audiovisual y cinematográfica en el Ecuador y cuál fue el hito fundamental de la época? Diego Coral: Aunque la primera proyección de cine se realiza en 1901 con la muestra de Reproducción de las escenas de la pasión y muerte de Nuestro señor Jesucristo, La última Exposición de Paris en 1900 y Los funerales de la Reina Victoria, la primera producción ecuatoriana es realizada en 1906, por el italiano Carlo Valenti, quien registra y estrena en Guayaquil Procesión del Corpus en Guayaquil, Amago de incendio y Ejercicios del cuerpo de bomberos. De la época, es indudable que uno de los hitos fundamentales fue la realización y  estreno del primer largometraje de ficción ecuatoriano El tesoro de Atahualpa, de la empresa productora Ecuador Film Co., manejada por el emblemático Augusto San Miguel.   R.L.: ¿Cuéntenos sobre el trabajo que desarrollan en materia de conservación y preservación del patrimonio audiovisual y cinematográfico nacional? D.C.: En 1989, la Cinemateca Nacional Ulises Estrella de la Casa de la Cultura Ecuatoriana fue nombrada como custodio legal del patrimonio fílmico ecuatoriano gracias a la declaratoria del cine como patrimonio cultural del Estado (hecho que sucedió por presión de la misma Cinemateca y de la UNESCO). Desde entonces, la Cinemateca ha rescatado, preservado y difundido el acervo de la imagen en movimiento del país. En su archivo reposan cerca de cinco mil títulos nacionales en distintos formatos, y más de 10.000 documentos impresos relacionados al cine. Cuenta con un Film Scanner que permite la digitalización en 4k de material fílmico, así como con una bóveda climatizada que resguarda el acervo patrimonial. La Cinemateca Nacional es la única institución del país que se ha dedicado a investigar sistemáticamente al cine ecuatoriano, produciendo una gran cantidad de libros, revistas y artículos en sus casi 40 años de existencia.   R.L.: ¿Cuál es la obra audiovisual más antigua de su país a la que se puede acceder actualmente? D.C.: La obra conservada más antigua que existe en el país es el filme Las fiestas del Centenario de 1922, de la empresa ecuatoriana Ambos Mundos. Se trata de un documental que registra los actos conmemorativos sucedidos en Quito alrededor del centenario de la independencia del Ecuador.   R.L.: ¿Qué importancia cree usted que tiene el patrimonio audiovisual y cinematográfico en la construcción de la cinematografía ecuatoriana contemporánea? D.C.: Como todo lo que es atravesado por la memoria, el patrimonio audiovisual cumple una tarea fundamental en la construcción del presente (cinematográfico). En nuestro país existe una tendencia a creer que cada acción que se hace es fundacional, y el cine no escapa de esa perversión: prácticamente cada película expresa, en su forma de promocionarse, la “novedad” de su existencia, la “primicia” de sus formas, lo “inédito” de su temática. Esto responde, entre otras cosas, al desconocimiento (¿ignorancia?) sobre el acervo cinematográfico nacional. Es aquí que la importancia del patrimonio audiovisual va mucho más allá del deber ser del “recuerdo” o la “nostalgia”, pues permite la construcción sobre bases existentes, sean estas simbólicas o concretas; y tener bases siempre afianza, tranquiliza, remite a un lugar de enunciación que supera el límite autorreferencial y las propensiones fundacionales (¿caudillistas?). Es decir, citando a Todorov, lo patrimonial permite evitar caer en el deber de la memoria para dedicarse al trabajo sobre la memoria.   R.L.: ¿Cuáles son las barreras y oportunidades que ha encontrado en la digitalización cinematográfica para el desarrollo de su trabajo? D.C.: La principal oportunidad encontrada es la de difundir a más gente el patrimonio, sacarlo de la bodega y ubicarlo en la cotidianidad. La barrera más compleja es, sin duda, la inestabilidad de los soportes de almacenamiento digital, trayendo consigo un problema presupuestario muy difícil de resolver.   R.L.: ¿Cómo percibe el rol de las plataformas digitales en internet para el acceso y el encuentro de los públicos con el patrimonio audiovisual nacional y latinoamericano? D.C.: Las plataformas digitales son, desde mi punto de vista, una herramienta más que un medio en sí mismo. Esto podría ser más cierto aún en relación al patrimonio audiovisual, pues la lectura del material requiere de otros elementos: contexto, análisis, historia, etc y estas son una herramienta poderosa que permite alcanzar nuevos públicos, dinamizar el consumo de audiovisual y acercar la memoria al presente.

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