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El amplio universo de las plataformas VoD

8

Abr
2016

Públicas o privadas, para profesionales o para todo público, gratuitas o pagas, pequeñas o poderosas, las plataformas de películas por streaming crecen de manera exponencial cada año en todo el mundo.

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La tendencia no es nueva (YouTube, Vimeo, Netflix o Spotify se han consolidado hace ya bastante tiempo), pero más allá de esos gigantes del negocio uno de los fenómenos más interesantes tiene que ver con la aparición de servicios especializados, segmentados, de “nicho”, que apuntan a audiencias quizás no tan masivas, pero sí muy ávidas y fieles al cine. Más allá de las cuestiones tecnológicas (una plataforma con aspiraciones masivas exige determinadas características técnicas que permitan una buena experiencia de navegación y visualización de contenidos), uno de elementos esenciales a tener en cuenta tiene que ver con la adquisición de los derechos a los autores de las obras que serán exhibidas. La compraventa de esos derechos puede incluir a uno o a varios territorios (gigantes como Netflix pueden llegar a adquirir un film o una serie para todo el mundo en cifras millonarias) y, por lo tanto, el contenido en cuestión sólo estará accesible en el o los países que figuran en el contrato. Así, un productor o un agente de ventas puede acordar con distintas plataformas de diversas regiones (incluso el acuerdo puede no ser exclusivo y que un mismo título se vea en varios servicios). plataformas En el inabarcable universo de las plataformas de video están las comerciales (Filmin, Qubit, Mubi), las que se limitan a exhibir los contenidos que sus propios dueños producen o difunden (HBO, Fox, Crackle de Sony), las destinadas a los profesionales del sector audiovisual (FestivalScope, Cinando, Pantalla CACI) y a contenidos puntuales (Feelmakers, que ofrece cortos, documentales y animación), las dedicadas al cine alternativo (Cinépata, Márgenes), las financiadas por un gobierno (la argentina Odeón) o por cinematecas e institutos de cine (Chile, México, etc.), y las implementadas por un grupo de países (como el caso de Retina Latina). La sala de cine, el videoclub o incluso la otrora omnipresente televisión han dejado de ser los ámbitos privilegiados. Hoy, un dispositivo conectado a Internet alcanza para tener una experiencia por demás amplia y enriquecedora. Términos como binge watching (ver varios episodios seguidos de una serie) o la certeza de que el espectador ya no está dispuesto a ver sus títulos favoritos en los horarios en que se los programen sino dónde, cuándo y cómo quiera han redefinido por completo el mercado audiovisual. El futuro ya llegó. Por Diego Batlle, de OtrosCines.com, para Retina Latina
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