Ellas crean, ellas filman, ellas cuentan
Abr
2025

A través de la cámara, muchas mujeres realizadoras han transformado el audiovisual en una herramienta para resignificar la historia, denunciar injusticias y recuperar narrativas guardadas bajo el miedo y el silencio. En conmemoración del Día Internacional de la Mujer, Retina Latina presenta una selección de obras dirigidas por mujeres directoras que transforman el cine y el audiovisual, revelando universos profundos, a veces dolorosos y otras veces llenos de esperanza.
Biabu chupea, un grito en el silencio, de Priscila Padilla, es un documental colombiano que devuelve la voz a las mujeres embera chamí, quienes han aprendido a habitar sus cuerpos y su cultura entre la memoria y el despojo. Luz, una de sus protagonistas, rescata los rastros de su identidad a través de gestos cotidianos, como la pintura de huellas de tigre en su cuarto o la siembra de plantas medicinales.
El tránsito de la infancia a la adultez es explorado en Bajo un mismo cielo, de la mexicana Ana Laura Calderón, donde dos niñas encuentran en la amistad un refugio contra la incertidumbre del confinamiento y la separación familiar. La historia, marcada por la fragilidad de los vínculos y el dolor del cambio, refleja con ternura la resiliencia infantil frente a la soledad.
El cine uruguayo de Beatriz Flores Silva, con títulos como Polvo nuestro que estás en los cielos y La historia casi verdadera de Pepita la Pistolera, se sumerge en la historia uruguaya para retratar mujeres que desafían las normas establecidas. Desde Masángeles, atrapada entre la política y su propia sensibilidad, hasta Pepita, que convierte un mango de paraguas en un símbolo de lucha y resistencia, estas historias reconfiguran los roles femeninos en sociedades que las han querido silenciar.
Desde Perú, Revolución, de Nazareth Vega, nos sumerge en el viaje de Daniel, un joven que sueña con ser músico y que, tras el rechazo en un casting de talentos, escapa de casa. Enfrentado a un mundo hostil, su travesía lo llevará a cuestionar sus propias convicciones y descubrir el valor de la amistad y el amor de su familia.
En el cine latinoamericano, las mujeres han sido narradoras de lo invisible, cronistas de la violencia y la ternura, tejedoras de imágenes que desafían los cánones impuestos. Emma no sonríe, de la peruana Ivanna León Cornejo, nos sumerge en el silencio y la apatía de una joven que debe enfrentarse a sus emociones para encontrar un equilibrio en su vida adulta. Sirenas, también de León Cornejo, es un retrato de la complicidad y el conflicto entre hermanas en medio de la crisis económica y familiar.
Por su parte, Mi paisaje, de Gabriela Nápoles y Enrique Medina, nos lleva a los túneles del metro de la Ciudad de México para seguir la vida de una mujer que, al frente de un tren, sostiene su hogar y sus miedos en medio de un entorno adverso.
Todas estas historias, unidas por el hilo de la mirada femenina, no solo celebran el trabajo de las mujeres realizadoras, sino que también abren espacios para la reflexión y el diálogo sobre las historias que ellas cuentan. Sus imágenes, sus personajes y sus denuncias resuenan con la fuerza de quienes han decidido tomar la palabra y convertirla en en una invitación a mirar y escuchar.