Música para cine: Entrevista a Leonardo Heiblum
14
Jul
2016
Nacido en la Ciudad de México en 1970, Leonardo “Leo” Heiblum es uno de los más reconocidos y premiados músicos latinoamericanos. Además de su carrera personal en varios grupos (Los Shajatos, Wako Texas y otros), en los que es central el rescate de la música tradicional mexicana y, en particular, el son jarocho, es productor y técnico de grabación de artistas tradicionales en Audioflot, el estudio y sello discográfico que tiene con su habitual compañero de trabajo, Jacobo Lieberman. Pero, principalmente, se ha dedicado a componer música para cine, participando en buena parte de los más interesantes films mexicanos (y también de otros países) de la última década y media.
Heiblum estudió piano y otros instrumentos desde niño para especializarse en música y composición en el CIEM; tabla, música india y canto en Dharamkot; son jarocho en el DF y Veracruz; música latinoamericana en Buenos Aires e ingeniería de grabación en Orlando, Florida. Fue ingeniero y asistente musical de Philip Glass y Michael Riesman y, junto a Glass, grabó y mezcló en 2012 el Concert for the Sixth Sun con músicos tradicionales Wixarikas. Es, además, director artístico del Laboratorio de Música para Cine al lado de Bertha Navarro y dirige musicalmente la ceremonia del Premio Iberoamericano de Cine Fénix.
Películas como Frida, de Julie Taymor; María llena eres de gracia y The Forgiveness of Blood, ambas de Joshua Marston; Cocalero, de Alejandro Landes; La jaula de oro, de Diego Quemada-Díez; Allende, mi abuelo Allende, de Marcia Tambutti Allende, y todas las películas de cineastas como Rodrigo Plá (Desierto adentro, La demora, Un monstruo de mil cabezas), Tatiana Huezo (El lugar más pequeño, Tempestad) y Juan Carlos Rulfo (En el hoyo, Carriere, De panzazo!”), entre otras, lo tuvieron como compositor o productor musical, además de decenas de cortos, obras de teatro, espectáculos de danza e instalaciones que son sólo una parte del incansable trabajo de Heiblum, quien ya lleva ganados tres Premios Ariel por su labor en cine.
Desde la India, donde continúa con su trabajo de investigación (“estudiando tabla y avanzando con mi proyecto musical personal, grabando sonidos, editando y componiendo con ellos”, explica), Heiblum habló de su relación con el cine y la manera en la que trabaja con los realizadores.
Otros Cines: ¿Cuándo empezaste a hacer música para cine y por qué?
Leonardo Heiblum: Siempre quise hacer cine. Acabando mis estudios de música y de ingeniería de grabación (en Estados Unidos) regresé a vivir a México y mi primo y socio hasta la fecha, Jacobo Lieberman, ya estaba haciendo música para los ejercicios de cine de varios amigos en común, así que fue muy natural empezar mi carrera por ahí. De hecho regresé a trabajar como mezclador de sonido para cine en una sala THX y a empezar a componer para cortos, teatro y comerciales. Mi vida como músico siempre estuvo ligada al cine.
O.C. ¿Cómo sueles trabajar con los cineastas? ¿Te acomodas según el deseo y las maneras de trabajar de cada uno o tenés una forma de trabajar específica?
L.H. Cada película y cada director es una historia distinta, por eso cada vez que empiezo un proyecto hay esta sensación de no tener idea cómo le vamos a hacer. Es una colaboración muy cercana con el director, por lo que depende mucho de él o de ella cuál sea la dinámica que usamos. Pero en general hablamos con ellos sobre qué es lo que imaginan, qué es lo que les gusta en cuanto a estilo e instrumentación, qué es lo que sienten que necesita su película y luego empezamos a probar cosas hasta que algo empieza a resonar con la imagen y con ellos, y entonces seguimos por ese rumbo.
O.C. ¿Qué es lo más difícil de trabajar en cine respecto a lo que significa hacer música por tu cuenta?
L.H. Lo más difícil es entender que no estás haciendo una pieza musical para ser escuchada, estás haciendo unapelícula. Lograr encontrar qué es lo que la película y lo que el director necesitan. Esto puede ser silencio o una música que no cumpla con las reglas y estructuras a las que estamos acostumbrados los músicos. Creo que muchos compositores tratan de seguir componiendo música que cumpla con estas reglas y estructuras y pierden de vista que el trabajo final es la película y no la obra musical. En muchas ocasiones los directores me han pedido que haga con la música cosas que musicalmente parecerían estar mal, como poner la melodía de una pieza encima de otra pieza que no está en el mismo tono o tiempo. Cuando lo escuchas puede parecer que está mal, pero al ver la escena puede funcionar perfectamente. Lo que tiene que funcionar es la película, esto es lo más difícil de entender para los músicos.
O.C. Y, por el contrario, ¿qué es lo que más disfrutas del proceso de hacer música para cine?
L.H. Todo, menos lo burocrático… Leer el guión, cuando me invitan desde esa etapa, encontrar el rumbo musical, encontrar los temas, desarrollarlos, ajustarlos al corte final, preparar la música para grabarla, la grabación de los instrumentos, la mezcla, el estreno… Una parte muy bonita es cuando empiezas a grabar los instrumentos y todas esas maquetas que el director ya aprobó empiezan a cobrar vida en la interpretación de los músicos, las reacciones de los directores al escuchar esa música, ahora con instrumentos reales es de las cosas más bonitas.
O.C. ¿Cuáles de tus trabajos te gustan más, estás más conforme o recuerdas con mayor placer haber hecho?
L.H. Soy muy feliz con casi todas las películas en las que hemos trabajado. Me gustan mucho. En verdad me siento muy afortunado de haber podido trabajar en tantas películas tan buenas. También muchos de esos procesos los he disfrutado muchísimo y muchos de los directores con los que he trabajado son mi familia. Pero creo que la película En el hoyo, de Juan Carlos Rulfo, es en la que he podido hacer lo que más me gusta, que es experimentar con hacer música con sonidos grabados por mí.
Por Diego Lerer, de OtrosCines.com, para Retina Latina