Entrevista con Felipe Restrepo, director de Un hombre alado
Ago
2021
Felipe Restrepo
Es un realizador colombiano radicado en Argentina. Junto a su colectivo Malcriados Audiovisuales creó el documental Un hombre alado, sobre la vida y obra del músico argentino Gustavo Cerati. Felipe decidió tener su obra en Retina Latina, por lo que también decidimos charlar un rato con él y saber más sobre este maravillosos documental disponible en nuestra plataforma.
¿Por qué nace el interés en la figura de Gustavo Cerati y qué significado toma luego de realizar Un hombre alado?
Mi interés no nace porque sea un fanático de Gustavo Cerati, aunque claramente siento una profunda admiración y más después de haberme sumergido en su obra porque pude constatar el espesor de su figura. Me movilizó indagar, desde mi rol de realizador audiovisual, en el proceso creativo de uno de los principales referentes del rock latinoamericano. Siempre me han atraído los procesos creativos de los artistas, me interesa saber cómo se ponen en contacto con sus ideas y cómo después esas ideas se convierten en representaciones. Es poco lo que se trabaja sobre ello y me parecía un lindo desafío ubicarme ahí.
Una de las cosas que tomé de Gustavo, después de realizar el documental, es la de oficiar siempre como un aprendiz porque te invita a estar en constante movimiento y a explorar nuevos discursos y formas. Y ese es un poco el espíritu que debe prevalecer en todo artista porque siempre hay nuevos terrenos de los que se puede abrevar para expandir el universo de las representaciones. Y esa forma de vivir la experiencia artística es fundamental para mantenerse uno estimulado.
En el documental aparecen personajes muy importantes en la vida de Gustavo como Adrián Taverna, Tweety González, Rudie Martínez, entre otros. ¿Cómo fue el proceso para encontrarse con estas personas? ¿En algún momento hubo planes de incluir a la familia de Cerati?
Una gran parte de los entrevistados aceptaron amablemente desde un principio, con otros, el proceso fue arduo y largo porque hay una cierta reticencia a hablar sobre Gustavo, y es muy comprensible, porque no quieren exponer tan fácil aspectos sobre su vida. Por suerte el tiempo fue un gran aliado y supimos mantener un ritmo lento pero constante durante más de cuatro años de producción y eso hizo que los entrevistados entendieran que teníamos un proyecto con un rumbo claro. En todo este proceso fue fundamental el trabajo de la productora e investigadora del proyecto, Paulina de Cesare, que se comunicó, con algunos de ellos, en varias ocasiones para que hicieran parte. En otros casos algunas personas directamente no accedieron a participar porque no era un proyecto con el aval oficial de la familia o porque no teníamos una gran estructura de producción. Desde un principio la familia me comunicó, muy cordialmente, que no estaban interesados en el documental porque tenían puesta su atención en otros proyectos. Y me pareció sensato, pero eso no hizo que claudicara mi intención de querer llevar adelante el proyecto, al contrario, me pareció que era una arista más del desafío que habíamos emprendido y que debíamos sortear.
¿En qué consistió el proceso para lograr la música y animaciones originales de la película? ¿Estos dos elementos se pensaron para funcionar en conjunto?
Yo quería jugar a expandir el mundo de Cerati a partir de lo que podía aportar como realizador audiovisual y por eso pensé desde un principio utilizar música original. Convoqué a un par de músicos para que trabajáramos con ciertas sonoridades a partir de los distintos estilos musicales presentes en la obra de Gustavo, quería insinuar su universo desde esas atmósferas. No quería hacer un documental que se pareciera a un karaoke y que reprodujera sus éxitos, porque su música ya está instaurada, entonces para qué apelar a ese recurso que es muy potente pero previsible (hay personas que esperan eso del documental, y los entiendo, pero la propuesta va por otro lado). Si hubiese incluido algunos extractos, tenía claro que iban a ser momentos más experimentales dentro de su obra (no menos valiosos). Y eso sin detenerme en los costos de los derechos para la inclusión de la música que además deben tener la aprobación de la familia.
La música no fue pensada para que dialogara solamente con las animaciones, sino para marcar distintos climas que se iban dando dentro del documental. En el montaje las relaciones con las animaciones fueron apareciendo y permitieron expandir este recurso. Realmente no fue muy difícil porque esas estampas animadas también provenían del mundo de Gustavo a partir de diversos elementos que circulan en su obra. Obviamente la calidad de las animaciones, realizadas por Colo GEDE, permitieron también establecer esa sincrónica relación.
Estamos cerca de completar 7 años sin Cerati ¿Cómo ve su legado en el arte latinoamericano luego de todo este tiempo?
Su legado sigue en expansión, veo cada vez a más personas que se sumergen en su obra. Lo más valioso es que Gustavo se ha constituido como un artista que hace parte del acervo cultural latinoamericano, no sólo del argentino. Por eso me animé como colombiano a meterme en su mundo porque lo siento tan próximo como lo perciben tantas otras personas en el resto de Latinoamérica. Eso lo he podido constatar porque recibo devoluciones de personas de distintas partes del continente. Y creo que es algo que no va a declinar, con el tiempo Cerati se convertirá en un clásico (como lo menciona uno de los entrevistados en el documental), será como hablar de Chavela Vargas, Gardel, Julio Jaramillo o muchos otros grandes de la música latinoamericana.
Gracias a su iniciativa la película llegó a Retina Latina, hecho que nos alegra mucho desde la plataforma. ¿Por qué consideró este espacio como una posibilidad para difundir Un hombre Alado?
Quería que la película estuviera en una plataforma pública y gratuita que llegara a distintos países de Latinoamérica. Además, me interesaba que el documental conviviera con contenidos del estilo y la calidad de los que se encuentran en Retina Latina, con otro tipo sensibilidad, de perspectiva y a favor de la identidad latinoamericana. Es importante que se consoliden espacios como estos colaborando a ampliar el contenido y el público (principalmente) para que no todo quede concentrado en unas pocas plataformas, en donde prevalece, la mayoría de las veces, otro tipo de criterios para la circulación, y en el que generalmente, sale perdiendo nuestra cultura.
¿Cómo ve el escenario de la distribución y la circulación del cine latinoamericano en plataformas VOD públicas y privadas?
En los últimos años se han transformado muchas cosas en el terreno audiovisual por el ecosistema digital en el que estamos inmersos, eso ha permitido la aparición de nuevas narrativas, formas, usos, maneras de producir y de recepcionar contenidos.
Todo esto es muy positivo porque ha facilitado la accesibilidad y otro tipo de oferta. En ese sentido, las plataformas públicas y privadas están jugando un rol fundamental porque son ahora los grandes repositorios de esos contenidos. Ya no tenemos que ir a videotiendas, como hace unos años, y pagar por tres películas lo que hoy se paga por una suscripción mensual (ni hablar de lo que cuesta ir al cine). Este nuevo contexto definitivamente abarató los costos.
Creo que hay que entender las dinámicas que formulan las nuevas tecnologías y la internet para adaptarnos a ellas y pensar en nuestras estrategias para la producción y la distribución; necesitamos cada vez más personas produciendo contenidos diversos para públicos cada vez más grandes y heterogéneos. Y en ese orden, las plataformas públicas juegan un rol fundamental porque definen otro tipo de material dentro de su oferta y le da espacio a otro tipo de expresiones (y voces) que en las plataformas privadas no tienen cabida. Por eso es importante que el Estado defina estrategias y políticas públicas en favor de la producción y la difusión artística, así como lo han hecho países en Europa para fortalecer su cultura y su identidad.
Felipe Restrepo nos invita a ver Un hombre alado en Retina Latina