La Mise en scène y Nicolás Pereda
16
May
2019
Si están interesados por los aspectos formales del cine, Pereda es una mina de oro. Teresa y Gabino acabarán formando parte de sus personajes favoritos. Si son realizadores (o no) les vendrán ganas de coger una cámara. Su cine es tan sencillo como efectivo.
Opinión de Julio Lamaña
Realizador del Raval (Barcelona – Cataluña)
Nicolás Pereda es uno de los más importantes metteurs en scène de toda Latinoamérica. Pocos como él se pueden emparentar con otros maestros de la escena como por ejemplo Jacques Rivette que no firmaba sus películas como “realizador” o “director” sino como “une mise en scène de Jacques Rivette”. Digo esto por aquello de que en el cine de Pereda vamos a encontrar muchas cosas que, provenientes del teatro, se han convertido en una forma genuina y diferente de pura cinematografía. En su cine hay actores profesionales (que repiten en varias de sus películas) y naturales, hay evidencia y delación del soporte cinematográfico (como en el teatro vemos la escena como artefacto), hay repeticiones y ensayos; y en definitiva, hay una mostración de la representación del cine. Pereda pone en evidencia el guignol, el teatro de la vida. Y su cine no se esconde detrás de la apariencia de la realidad. Es al mismo tiempo una clara ficción y una imponente realidad. Y para ello, sus películas traen a la superficie y a la vista del espectador LA PUESTA EN ESCENA. Vamos a ver algunos ejemplos que Retina Latina pone a disposición del público latinoamericano y que a mi modo de ver son tres películas fundamentales de Nicolás Pereda: Verano de Goliath (2010), Los mejores temas (2012) y El palacio (2013). La incertidumbre Es la primera sensación que tienes en muchas de las películas de Nicolás Pereda. En El palacio un grupo numeroso de mujeres se lava los dientes en un patio. No hay información previa. La extrañeza de la situación se apodera de nosotros. En Los mejores temas un hombre se acerca a la cámara y queda quieto mirando (estupefacción). En Verano de Goliath unos niños hablan con el mismo Pereda iniciando en documental lo que luego será una ficción. En Los mejores temas Gabino-personaje recita bajo la ducha, en un largo plano: “Solo importas tú, la quiero a morir, no te olvidé, vas a acordarte de mí, tantos deseos de ella, contamíname, el hombre perfecto, somos novios,….” y alarga la incertidumbre todavía algunos planos más hasta que sepamos de qué es de lo que se está hablando. Esa sensación que tenemos de incertidumbre, de falta de confianza o de certeza sobre lo que vemos y oímos crea una inquietud que es solo el aviso de que nos encontramos en una puesta en escena. En contracorriente a un cine que se construye en una estructura causa-consecuencia y donde todo es muy previsible, la incertidumbre de Pereda es el cemento que prepara una concepción diferente de la relación documental y ficción. ¡Oiga!, ¡esto es una representación! Actores y puesta en abismo En muchas de las películas de Pereda encontramos a los mismos actores, que provienen de un grupo de teatro comunitario y que han construido una especie de familia alrededor de las películas del realizador. Conservan sus nombres en todas las películas y los principales son Gabino y Teresa (hijo y madre respectivamente en la mayoría de los casos). El trabajo de Pereda con ellos ha ido evolucionando a lo largo del tiempo. Y si en un principio existían más en calidad de personajes, fueron incorporando cada vez más su realidad a los personajes que interpretaban. Por ejemplo, en Los mejores temas hay una rotura narrativa esencial y ejemplar en cuanto a esa frontera difusa entre la realidad y la ficción. En un momento dado, Pereda se dirige a Gabino fuera del plano y le pregunta por la muerte de su madre. En la secuencia, Gabino está con el personaje de su padre (que es realmente su padre). Y Gabino habla entonces no ya como personaje sino como persona. Y ahí se abre una brecha, que Pereda no hará más que profundizar, a partir de ese momento, delatando los aparatos de la producción: foco, iluminador, sonidista… haciendo que de esa representación surja la realidad de los actores que se interpretan a sí mismos y a otros simultáneamente. La sensación para el público es de “puesta en abismo”, de acabar de franquear una frontera de la que no hay regreso. Solo aceptarlo como es y seguir la narración que se nos propone. El teatro, el ensayo, la repetición Si estamos hablando de Nicolás Pereda como metteur en scène, es que seguimos hablando de teatro y representación. En Verano de Goliath, una pareja en una habitación sentada en una cama. Él le entrega algo a ella, un objeto que no existe. Ella lo recoge y lo rompe como si fuera un papel. Hay un diálogo. En la siguiente escena la misma pareja en un baile. Se repite exactamente el diálogo anterior y él le entrega una carta a ella. Ella la rompe y la tira al suelo. El ensayo y la repetición están muy presentes en la obra de Nicolás Pereda. Es otra de las formas que tiene de generarnos dudas sobre lo real y su representación. La idea de “ensayo” funciona en sus películas como forma de experimentación con los actores, de acercarse al concepto de “punto de vista”, de que el ensayo y la repetición refuerzan ese aspecto del cine como equívoco y nunca infalible. Hay solo un punto de vista, un peso de la representación. En la misma película Teresa le pide a Gabino que recite una carta que ha de aprender de memoria para recitarla a su padre. Esa repetición en diferentes secuencias refuerza el peso de la palabra y su significado. En la tragedia clásica era muy utilizado. No era lo mismo que el héroe dijera: “¡Porqué!” a que dijera: “¡Porqué! ¡Porqué!”. La repetición es un énfasis en lo problemático de la narración, nos pone atentos y alertas a los momentos más importantes. El off perediano La voz del realizador se escucha en El palacio, en Verano de Goliath, en Los mejores temas y en otras películas, su presencia casi demiúrgica es palpable. Confirma lo que he estado escribiendo con anterioridad. Que el cine de Pereda es cine porque es EL CINE el que se manifiesta constantemente. Un personaje (el padre) se acerca a cámara en Los mejores temas. Se detiene. Suena una música de clavicordio, claramente barroca y extracontemporánea. ¿Qué sucede? Pereda desde su off pareciera que nos dice: “¡Ojo! ¡Es una representación! ¡Es un artificio! Mira la película con otros ojos diferentes”. Esa interferencia desde el off, desde la realidad que invade la ficción, creo es la clave del cine de Nicolás Pereda. Los mejores temas La filmografía del realizador mexicano me interesa especialmente por todos sus aspectos formales. Pero no puedo dejar de hablar de los temas que trata. Sus películas nos acercan a México, sus traumas y su condición de país bisagra sur-norte. Entre los temas, está el abandono y la soledad de la mujer. En Verano de Goliath, Teresa tira la ropa de su exmarido al río, después la recoge y se la pone para a continuación arrastrarse por el lodo mientras gruñe como un animal. En Los mejores temas el padre regresa después de años de abandono. En El palacio un grupo de mujeres (sin hombres) conviven en una casa. El tema de la soledad y el abandono, no únicamente mexicano sino latinoamericano cruza la obra de Pereda dándole una impronta muy característica desde lo mexicano y lo latinoamericano. El servicio, las criadas, los mandados. Pereda incluye personajes que están al servicio de los otros en un intercambio siempre injusto. Muestra el poder de los de más arriba hacia los de más abajo. En El palacio las mujeres deben aprender cómo realizar una entrevista de trabajo para ser criada, cocinera y sirvienta. Se delatan así los mecanismos de poder entre clases en la sociedad mexicana. En Verano de Goliath el personaje de Gabino es un soldado que usa su uniforme que le permite ejercer su poder sobre los demás. Cuando se lo quita, se convierte en uno más en el hábitat humilde en el que se mueve su familia. El poder y las formas de ejercerlo, y de perderlo, forman parte también de “los mejores temas” de Pereda. Guía de ruta para no iniciados Si se desconciertan, no sufran, al final la satisfacción es más grande que la incertidumbre. No abandonen, perseveren. Si están interesados por los aspectos formales del cine, Pereda es una mina de oro. Teresa y Gabino acabarán formando parte de sus personajes favoritos. Si son realizadores (o no) les vendrán ganas de coger una cámara. Su cine es tan sencillo como efectivo. Es la muestra palpable de que menos es más. De que el cine que se siente bien es el cine que sienta bien.