Los abrazos del río, de Nicolás Rincón Gille
17
Mar
2017
Tras En lo escondido (2007) y antes de Noche herida (2015), Nicolás Rincón Gille presentó en 2010 esta segunda parte de la trilogía Campo hablado, una película de estructura más coral, personajes en su mayoría masculinos (a diferencia de los otros dos films con protagonistas femeninas) y temática más anclada en las tradiciones del campesinado colombiano.
La leyenda popular del hechicero Mohán, el espíritu que vive en el río Magdalena, que sirvió de guía espiritual y hasta se opuso a la evangelización española, es uno de los ejes principales del film. Los pescadores, artistas y vecinos de la zona siguen invocando sus poderes, realizando ofrendas (el aguardiente y el tabaco son dos de sus predilecciones) y compartiendo las narraciones que escucharon de sus padres y abuelos y que luego transmitirán a sus hijos y nietos.
Los abrazos del río tiene, en principio, un tono simpático y superficial, pero poco a poco los horrores del pasado reciente (léase el conflicto armado, la violencia política, los abusos de los paramilitares) van ganando espacio en detrimento de las queribles anécdotas del quehacer cotidiano de estos campesinos y pescadores.
La segunda mitad del film -premiado en festivales como los de 3 Continentes de Nantes y Clermont-Ferrand- es tan conmovedora como aterradora. Los minuciosos testimonios de los familiares de víctimas se acumulan en un retrato lleno de dolor que cierra con ellos portando imágenes de esos seres queridos que ya no están. La fantasía de las leyendas populares quedan sepultadas por la crudeza de una realidad que ha sumido en mayor marginación y pobreza a estos pobladores de la Colombia profunda y Rincón Gille lo expone en sus diversas facetas, sus múltiples alcances y en toda su dimensión humana.
Por Diego Battle, de OtrosCines.com, para Retina Latina