Cine universitario: Los múltiples caminos del cortometraje
11
May
2017
Los cinco cortometrajes que integran el ciclo de este mes y buena parte de los otros 50 que conforman la oferta de películas de corta duración de Retina Latina ratifican una vez más el sólido nivel técnico, la diversidad temática y la audacia narrativa de la producción regional en este formato. También constituyen un síntoma y una expresión de la inagotable actividad de tanta escuelas de cine que suelen estar asociadas a la producción de films, tanto en el ámbito de la formación académica de sus alumnos como aportando distintos soportes a muchos de sus egresados que ya abandonaron las aulas.
La problemática de la identidad de género de un adolescente Alén, de la colombiana Natalia Imery Almario; una mirada a la soledad, el agobio y los efectos de la violencia en el lenguaje elaborada con técnicas de animación Más que palabras, de la uruguaya Lucía Duclosson; un cuento de terror infantil con elementos fantásticos y ambiciosas búsquedas estéticas Elisa Ilusa, del mexicano Antonio Cárdenas Gaehd; la relación de un campesino con su perra en una cambiante propuesta que pasa de la descripción naturalista a un tono onírico con animación stop-motion Carlota, de la ecuatoriana Mayky Alvarado y una historia de venganza con espíritu de spaghetti-western El campeón de la muerte, del peruano Juan Armesto.
El cortometraje es el ámbito de experimentación por antonomasia. La creciente facilidad para acceder a los equipamientos necesarios, la menor presión y riesgo económico respecto de las exigencias de un largometraje y la consolidación de las escuela de cine que funcionan como incentivo para que muchos realizadores conciban sus primeras cartas de presentación abonan el terreno para el crecimiento sostenido del corto en todos los países.
Lo que todavía está pendiente es el debate en serio respecto de cómo ampliar la difusión de los cortometrajes. Por supuesto, están los festivales especializados (presenciales u online), las plataformas como YouTube o Vimeo, pero a los films de duración limitada les cuesta por el momento acceder a circuitos comerciales, ya sean de salas o de streaming. Este ciclo, por lo tanto, aunque limitado en la cantidad de títulos, resulta una buena oportunidad para acercar trabajos de nóveles realizadores a un público amplio y de diferentes regiones.
Por Diego Batlle, de OtrosCines.com, para Retina Latina