Navidad caribeña, de Walter Tournier
16
Jun
2016
Por cierto, uno de los grandes momentos visuales del film estriba en el ingenioso modo en el que se puede visualizar cómo imaginan los “científicos” de la comunidad la invención de la nieve para el “Jefe”.
En un tiempo impreciso pero que evidencia aún una época previa a la Modernidad, el gobernador de una isla caribeña (sin nombre) decide coronar la inminente visita de sus sobrinos que viven en Europa festejando la ceremonia religiosa como si se reunieran en ese continente. Para cumplir con ese cometido habrá que cenar pavo, adornar el árbol de Navidad y ver la nieve caer. Sus dóciles súbditos están dispuestos a darle el gusto a cambio de acopiar los barriles que se necesitan para llevar a cabo la empresa delirante del mandatario y así mejorar luego la distribución y resguardo del agua potable que proviene de un manantial. Por cierto, uno de los grandes momentos visuales del film estriba en el ingenioso modo en el que se puede visualizar cómo imaginan los “científicos” de la comunidad la invención de la nieve para el “Jefe” (así suelen llamarlo los pobladores, corregidos casi siempre por el mandamás, que insiste en ser nombrado «Gobernador”).
El corazón de este relato del veterano realizador uruguayo Walter Tournier postula que el espíritu de unión de la Navidad es independiente de su contexto cultural, más allá de que la referencia religiosa se omita convenientemente y las diferencias entre quienes sirven y gobiernan, que bien se esbozan desde el principio, se desdibujan para no entorpecer la preeminencia del sentido ecuménico de la Navidad. Eso no impide, sin embargo, que Tournier describa meticulosamente la división del trabajo en la aldea y las condiciones asimétricas entre su dos personajes principales y disimuladamente antagónicos, el gobernador y el carpintero del pueblo, protagonistas de un corto precedente titulado El jefe y el carpintero.
La animación cuadro a cuadro exige precisión, y ésta se constata en cada plano meticuloso, que exhibe cuidado por los detalles; los gestos de los personajes, los colores, la esmerada plasmación de los trabajos a los que se dedican los hombres y las mujeres de la isla, como también el ocurrente sistema mecánico de producción ideado para crear nieve, indican que detrás de este film hay una dosis equilibrada de profesionalismo y cariño, dos virtudes que no necesariamente están unidas y que sostienen la película.
Por Roger Koza, de OtrosCines.com, para Retina Latina