Oscar, de Juan Carlos Donoso
14
Dic
2016
El ecuatoriano Juan Carlos Donoso escribió, dirigió, editó y también tuvo a su cargo la fotografía; una película ostensiblemente personal y que detenta una obsesiva preocupación geométrica por sus encuadres. Cada plano de las esquinas de la vía pública es prueba de una minuciosa idea del espacio por filmar. El trabajo sobre la profundidad de campo también, que no solo tiene el rol de penetrar hacia el fondo del plano y así expandir la posibilidad de la mirada, sino que también se aplica al trabajo de narrar.
Todo comienza en un suburbio y en la mañana temprano. Oscar se despierta en su casa. Comparte el cuarto con una persona mayor, tal vez su madre o su abuela. Desayuna y empieza un largo periplo rumbo a la ciudad para trabajar. El viaje de casa al trabajo es casi un documental indirecto de los servicios de transporte ecuatorianos: botes, motonetas y colectivos; a Oscar se lo ve también caminando por las vías del tren. Es un caminante obstinado. Como sea, el tiempo que emplea Oscar para llegar al centro de la ciudad, para transitar por sus calles y vender Coca Cola, es considerable. El tiempo físico del trabajo es una experiencia visible.
Donoso acompañará a su personaje durante toda la jornada laboral, y no lo abandonará cuando descanse un poco y se permita una improvisada siesta en la calle. De aquí para allá van los dos: el personaje y su director.
Al ser una película en exteriores, el propio registro, que tiene mucho de documental observacional, permite intuir un estado de cosas. Las calles de la ciudad elegida, que nunca se identifica con su nombre, lucen bastante precarias; no hay mayores contrastes sociales en ellas.
Pero habrá un episodio inesperado, aunque apenas anunciado un poco antes, en el que el vendedor ambulante conocerá la prepotencia de las fuerzas del orden. Donoso elige el fuera de campo para representar ese brusco giro del relato, cuya consecuencia mayor será constatar la indiferencia de los hombres y mujeres que caminan en la zona.
En las calles de Latinoamérica hay miles de personas que sobreviven como Oscar. Donoso presta atención a un hombre que, para el espectáculo, es insignificante; no así para este cine, que visibiliza una vida que suele permanecer en las sombras.
Por Roger Koza, de OtrosCines.com, para Retina Latina