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Películas Okupa

12

Mar
2019

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Por Andrés Suárez Realizador. Asistente de programación de la Cinemateca Distrital Un director colombiano filma en Sarajevo una película inspirada en Vértigo, de Alfred Hitchcock (1958) y con un estilo que, inevitablemente, recuerda a las más recientes obras de Phillipe Garrel, que a su vez aluden de forma directa al concepto de «amour fou» propio de la Nueva Ola francesa. Esta podría ser perfectamente la definición de una película que —como leí en alguna parte en los últimos meses ante las exigencias de un reconocido Festival de Cine por recibir películas “legal y culturalmente” iberoamericanas— podría denominarse okupa o bastarda. Y con ese nombre, sería pertinente preguntarse por el lugar que parece usurpar una película como ésta o las otras que componen este brevísimo especial en torno al fugaz corpus de obras latinoamericanas que hasta hace poco había sido producido bajo la furiosa tutela del director húngaro Béla Tarr en el marco de su proyecto académico film.factory, acogido oficialmente por la Sarajevo Film Academy de la escuela local de Ciencia y Tecnología. Algunos de los realizadores formados en este programa han sido los mexicanos Luciano Pérez Savoy, Gustavo Vega y Marta Hernaiz Pidal, los colombianos Gonzalo Escobar y Jerónimo Atehortúa, y el brasileño Fernando Nogari. Pensar en una escuela de cine, seguramente, despertará en muchos las preguntas que ya aparecen en los primeros párrafos del monográfico dedicado por el crítico argentino Roger Koza a estas instituciones en Latinoamérica, publicado en esta misma plataforma: ¿se puede aprender cine?, ¿se puede enseñar cine? Sin embargo, superados (o eludidos) estos interrogantes, aparecen otros que encuentro aún más interesantes (aunque claramente relacionados con los anteriores) alrededor de lo que selectos espacios de formación como La Fémis, la FAMU, Le Fresnoy y film.factory, en este caso, han supuesto para el cine de la región gracias a la producción —pero sobre todo a la circulación— de trabajos como los de los cineastas que aquí se exponen y los de otros como Laura Huertas Millán y Teddy Williams, solo por mencionar algunos: una expansión de las fronteras geográficas, idiomáticas, temáticas y formales del cine latinoamericano. Tomando como excusa este especial ideado por Retina Latina en ocasión de su tercer aniversario, creo conveniente llamar la atención sobre algunas preguntas que suscitan, respectivamente, estos tres trabajos que se estrenarán en esta plataforma a lo largo de las próximas semanas, y que quisiera elaborar un poco más en este breve período de tiempo a modo de diario o libreta de apuntes, sin buscar en ninguna medida respuestas sino la posibilidad de que otros interesados las encuentren aquí expuestas: en primer lugar, el placer intelectual, que pocas veces parece hacer parte de las expectativas sobre el cine latinoamericano (Pool Version, Gonzalo Escobar, 2016); en segunda instancia, una vuelta de tuerca a la dirección geopolítica de los contextos y sujetos de representación (M-1  Luciano Pérez Savoy, 2017), y, finalmente, la idea del cine como territorio y/o lenguaje universal—o incluso un posible refugio (Rekonstrukcija, Jerónimo Atehortúa, 2018). Películas okupa. ¿Qué significa? ¿Qué es lo que delata su “falsa” identidad?

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