Siempre nos quedará Chapinero
A mediados de los años 50, Chapinero se convirtió en el epicentro cinematográfico de la ciudad con la construcción de la estación del tranvía en la carrera 13 con calle 57. En esta misma ubicación nació el Teatro Caldas (1917), marcando el inicio de la historia cinematográfica en la zona. A lo largo de los años, surgieron icónicas salas como El Imperio (1941), El Palermo (1946), El Aladino (1948), Teatro Libertador (1965), El Scala (1966), Metro Riviera (1969), Cinelandia (1975), Royal Plaza (1977) y Astor Plaza (1979). Estos cines, con sus impresionantes diseños arquitectónicos, ofrecían a los bogotanos un lugar para socializar y disfrutar de grandes películas. Sin embargo, a partir de los años 90, todos estos emblemáticos cines comenzaron a desaparecer.
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