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Perfil de festivales: Encuentros de Cine Latinoamericano de Toulouse (Francia)

6

Abr
2017

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El cine colombiano fue el gran ganador y el principal protagonista de los Encuentros de Cine Latinoamericano de Toulouse que concluyeron el pasado sábado 25 de marzo con la ceremonias de premiación de las diversas secciones. En la competencia de ficción la ganadora del Gran Prix del jurado fue la película colombiana Los nadie, de Juan Sebastián Mesa, mientras que el vencedor del premio del público fue Mala junta, de Claudia Huaiquimilla (Chile) y el de la crítica internacional (FIPRESCI) recayó en Pariente, del también colombiano Iván Gaona. Una film de este mismo país se llevó además los premios del jurado y del público en la categoría documental: Jericó, el infinito vuelo de los días, de Catalina Mesa. El premio SIGNIS en este rubro fue para el largometraje chileno El pacto de Adriana, de Lisette Orozco. En la sección Cine en Construcción resultaron distinguidos los films La novia del desierto, coproducción argentino-chilena dirigida por Cecilia Atán y Valeria Pivato (se quedó con el Premio Cine en Construcción de posproducción y el Premio Especial Cine + En Construcción que garantiza a la película su compra por Canal Plus); la película argentina Marilyn, de Martín Rodríguez Redondo (Premio de los distribuidores y exhibidores europeos); la venezolano-mexicana Jazmines en Lídice, de Rubén Sierra Salles (servicios de mezcla); Loba, del boliviano Kiro Russo (Premio BRLab Cinema); y otro reconocimiento para El agente topo, de la chilena Maite Alberdi (French Kiss Studio). En una entrevista con Retina Latina, los integrantes del comité de selección de Toulouse hablaron de la historia, la actualidad y el futuro de este evento cinematográfico clave dentro del calendario del cine latinoamericano. “Los Encuentros de Toulouse nacieron a raíz de un colectivo de cinco asociaciones en solidaridad con los países de América Latina que comenzó durante los años de dictadura -cuentan los organizadores-. La transición a la democracia en varios de estos países, la crisis de la militancia y de lo político en general nos llevaron a pensar que el cine podía desempeñar un papel importante para sensibilizar el público respecto de los problemas que enfrentaban estos países y para un mejor conocimiento de los pueblos latinoamericanos”. “Al poco tiempo nos dimos cuenta de que los cines de la región estaban en gran dificultad, y en algunos casos, amenazados de desaparecer, como es el caso del cine brasileño, cuya producción, a finales de los años ‘80 y principios de los ‘90, había caído a cero con la desaparición de Embrafilme. Así fue que los cines latinoamericanos se convirtieron en el objeto mismo de nuestra solidaridad, a partir de la ayuda y del apoyo que les podíamos proporcionar desde Francia y Europa.” En esa época, aclaran, “muy pocas películas se estrenaban comercialmente en Francia o se difundían por televisión. Y esas películas merecían ser más conocidas. Esa es la meta que los Encuentros de Toulouse se propusieron alcanzar. La solidaridad es un valor fundador de este certamen, tratando de evitar cualquier actitud paternalista y poniéndose al servicio de los creadores y profesionales de las cinematografías de esta otra América. Los Encuentros de Toulouse nunca se limitaron a ser una lista de títulos, un mero escaparate de películas, y a lo largo de estos 29 años de existencia, siempre hemos tratado de entender las necesidades de los profesionales del cine.” Respecto a los cambios que ha habido en el cine latinoamericano desde aquellas difíciles épocas a estas más pujantes, los organizadores comentan que siempre “hemos estado atentos a las evoluciones y nuevas tendencias que se abrían camino, dedicando un significativo espacio a las óperas primas de ficción, a los cortometrajes, documentales y trabajos de escuelas. Observadores de lo que acontecía en varios países, también fuimos de los primeros en acompañar cinematografías emergentes en países que no tenían o tenían muy poca producción y que, beneficiados por la revolución tecnológica, empezaron a acceder a la realización.” Eso se tradujo en la la aparición en Toulouse de “nuevas generaciones de directores y productores de Argentina, México, Brasil, Chile, Colombia… y  nos hemos dedicado a que puedan ser descubiertas por críticos de cine, programadores de festivales y distribuidores, los cuales se han interesado en estas producciones  por sus nuevos contenidos, estéticas y lenguajes renovados. Y en 2002 los Encuentros de Toulouse pasaron junto con el Festival de San Sebastián a organizar un dispositivo pionero, Cine en Construcción, que en los años posteriores sirvió de modelo a numerosos festivales. Unos años más tarde, la plataforma profesional se completó con Cine en Desarrollo.” Cine en Construcción se convirtió, quizás, en el evento con más visibilidad de los que tienen lugar allí. Su evolución estuvo ligada a varios factores. “Este dispositivo fue pionero en tres sentidos: es un ámbito que existe gracias a la cooperación entre dos festivales de dos países distintos, fue el primer espacio donde se mostraron works in progress a una audiencia de profesionales y se apoya en con la cooperación de esos profesionales que presencian el evento. Ahora Cine en Construcción sigue con su objetivos de origen pero con los años su papel pasó a ser el de apoyar a la visibilidad de las películas de América Latina. Es un espacio donde se puede encontrar buenos socios para preparar la salida en el mercado y la première internacional.” Otra faceta importante de Toulouse es su posibilidad de convertirse en un lugar de encuentro. El comité del festival lo explica así: “Para generar un espacio de conexión entre los que tenían una película seleccionada en el festival y también traían un nuevo proyecto, y los profesionales que venían con un interés en encontrar directores con un proyecto en desarrollo en 2010 hemos creado Cine sin Fronteras, un espacio de formación y de networking dedicado a los programadores, exhibidores y distribuidores de América Latina y Europa para desarrollar la presencia del cine latinoamericano en Europa y viceversa. A partir de eso se crearon redes de distribuidores y exhibidores europeos que se asociaban para distribuir en sala películas latinoamericanas en varios países”. Las novedades continúan en Toulouse. “Este año hemos iniciado una nueva sección: Avant Premieres. La idea es de hacer que el festival sea un punto de encuentro para los exhibidores de la región occitana (de la cual Toulouse es la ciudad más grande y poblada) para ver las películas latinoamericanas que el festival presenta en avant première. Son películas que ya tienen distribución y que se van a estrenar entre abril y diciembre. Y este año hemos impulsado también Conexión: una cita para los directores/productores que están en el festival para ponerles en el contactos con dispositivos que tienen que ver con formación y producción. Las iniciativas son nuestra forma de respaldar a los productores y directores de América latina. Son respuestas concretas a problemas concretos que tratamos de solucionar colectivamente en cooperación con los distintos actores del sector”. Más allá de todas las actividades ligadas a la industria, los seleccionadores aseguran que los Encuentros, “fieles a su vocación primera, siguen siendo un lugar de exhibición al público, a los medios de comunicación, la prensa especializada y las instituciones. Hoy en día el promedio de películas latinoamericanas distribuidas comercialmente en Francia es de unas 35 al año. Cuando empezamos apenas eran cuatro o cinco. Así defendemos y promocionamos con actos concretos la diversidad cultural y este bien preciado que es el cine de autor.” -¿Qué tipo de público va a ver las películas latinoamericanas que se presentan allí?  -Es un público muy diverso ya que tenemos un programación de películas que explora un amplio abanico, desde programas para los chicos de 6 años hasta películas que atraen personas mayores, pasando por películas dirigidas por artistas plásticos en cooperación con Les Abattoirs, el Museo de Arte Contemporáneo. Pero la característica del festival es de atraer a muchos jóvenes estudiantes que vienen a descubrir películas de arte y ensayo. La programación es el fruto de un trabajo de los comités de selección de las distintos secciones y refleja sobre todo los gustos de esos comités.   -Hay muchos festivales de cine latino en Europa. ¿Cómo buscan diferenciarse de los otros?  -Acabamos de darnos cuenta de que en Francia solamente en marzo hay alrededor de diez festivales de cine latinoamericano lo que testimonia el importante interés por ese cine en el país. Pero lo que nos diferencia no es el fruto de una búsqueda, ya que cada festival tiene su propio contexto, su propia historia y su propio público. La diferencia es principalmente una de tamaño: el número de películas presentadas, la cantidad de espectadores que el festival acoge y la oferta de actividades conectadas con el cine latinoamericano, como los encuentros universitarios con diversas instituciones, la formación sobre el tema para educadores y los talleres de programación de cine latinoamericano para niños. En 2016 hemos programado 170 títulos y hemos acogido 50.000 participantes Eso es debido al hecho que Toulouse es una gran ciudad con muchos estudiantes Y que desde el inicio el ARCALT (la asociación que organiza el festival y que edita la revista de cine) tenía el objetivo de presentar un panorama lo más completo posible de la producción latinoamericana.   -¿Qué fue lo más destacado de la programación del 2017? -Al nivel de ficción tuvimos 18 premières francesas, dos premieres europeas y 13 avant premieres películas que serán distribuidas. La presencia de las mujeres directoras se afirmó en todas las secciones, lo mismo que la de los pueblos indígenas en películas de ficción donde encontramos personajes mapuches, guaraníes, huicholes…   -¿Pueden contar un poco sobre la sección especial dedicada al Grupo de Cali?  -La idea de hacer un Foco en Caliwood llegó de constatar en los últimos años que la mayoría de los directores emergentes de Colombia tenían un vínculo muy fuerte con Cali, por ser de ahí o por haberse formado en la Universidad del Valle. Cali tiene una historia estrecha y histórica con el cine: la primera película sonora colombiana fue caleña, la primera película en color fue hecha en Cali y la primera película política también. A nivel de la curación hemos decidido no empezar por los inicios sino en hacer un Foco a partir de los años ‘70, mostrando el trabajo del Grupo de Cali que incluye a Luis Ospina, Carlos Mayolo, Andrés Caicedo y otros. Y hacer conexiones con el presente y reflexionar sobre esa herencia, lo que se simboliza en el título: Caliwood, ayer, hoy y mañana. La idea era sacar a la luz las vinculaciones entre el grupo de Cali y su herencia, mostrar el trabajo de los directores emergentes que son de Cali o fueron formados allí. Vimos los excelentes cortos de las de las estudiantes de la Universidad y para nosotros ellas simbolizan el futuro de Caliwood.  Queríamos dar visibilidad a estas directoras. Así es que, yendo del Caliwood de Caicedo, Mayolo, Ospina y Arbeláez (estos dos últimos estuvieron en el festival) hasta los talentos emergentes de hoy, pasando por retrospectivas y una selección de documentales, estos relatos construidos por varias generaciones de cineastas a lo largo de cinco decenios ofrecen una radiografía que se abre de la ciudad al país entero, Colombia. Por Diego Lerer, de OtrosCines.com, para Retina Latina

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